“El malvado y despreciable Monty Burns, tan rico como feo y torvo, desea hacerse con todo el poder en Springfield. Para ello se dedica a comprar todos los medios de comunicación de la localidad, con dinero, con amenazas y extorsiones. Sólo Lisa Simpson se resiste: su pequeño boletín se convierte en un éxito de ventas y la libertad de expresión se alza contra el villano. Finalmente, todos los ciudadanos de Springfield optan por editar su propio boletín: es la apoteosis de la libertad de expresión, pero, por debajo del sublime concepto, lo único que hay son toneladas de papel llenas de estupideces y necedades escritas por cualquiera. Es malvado el monopolista Burns, pero los demás son simplemente tontos. Moraleja: desconfíe usted del mal menor; no deja de ser un mal como otro cualquiera.”
Los propios periodistas son los que deberían luchar por defender uno de sus principios fundamentales: la libertad de expresión, la libertad de expresar pensamientos, ideas o creencias a través de la palabra (escrita u oral). Esta libertad tiene límites lógicos. Uno de esos límites es el derecho al honor; otro es el respeto a los sentimientos religiosos de la persona…
Los periodistas, en especial los reporteros, han pasado de ser un blanco ocasional a ser objetivos claros de quienes pretenden silenciar la libertad de expresión.La inexistencia de una legislación internacional ampara a los que con la muerte o la presión intentan silenciar la voz de la información. Sólo la aplicación y el ejercicio de una justicia internacional pondrían poner fin a este atentado contra la libertad de expresiónLos datos no hacen más que reflejar la realidad a la que se enfrentan los periodistas a diario: 42 han muerto asesinados en 2003, existen 132 encarcelados y 763 detenidos, además de 501 medios censurados. Los reporteros se han convertido en objetivos concretos de aquellos a quienes no les interesa que la información llegue a la sociedad.María Dolores Massana es la presidenta de Reporteros sin Fronteras en España. Ella ha denunciado la censura que impera en el mundo contra la libertad de expresión, que incluye desde asesinatos hasta arrestos o el cierre de diferentes medios. Según afirmó: “La libertad de expresión está en alerta roja”.Todos podemos hacer uso de este derecho sin hacer daño a nadie.
Los propios periodistas son los que deberían luchar por defender uno de sus principios fundamentales: la libertad de expresión, la libertad de expresar pensamientos, ideas o creencias a través de la palabra (escrita u oral). Esta libertad tiene límites lógicos. Uno de esos límites es el derecho al honor; otro es el respeto a los sentimientos religiosos de la persona…
Los periodistas, en especial los reporteros, han pasado de ser un blanco ocasional a ser objetivos claros de quienes pretenden silenciar la libertad de expresión.La inexistencia de una legislación internacional ampara a los que con la muerte o la presión intentan silenciar la voz de la información. Sólo la aplicación y el ejercicio de una justicia internacional pondrían poner fin a este atentado contra la libertad de expresiónLos datos no hacen más que reflejar la realidad a la que se enfrentan los periodistas a diario: 42 han muerto asesinados en 2003, existen 132 encarcelados y 763 detenidos, además de 501 medios censurados. Los reporteros se han convertido en objetivos concretos de aquellos a quienes no les interesa que la información llegue a la sociedad.María Dolores Massana es la presidenta de Reporteros sin Fronteras en España. Ella ha denunciado la censura que impera en el mundo contra la libertad de expresión, que incluye desde asesinatos hasta arrestos o el cierre de diferentes medios. Según afirmó: “La libertad de expresión está en alerta roja”.Todos podemos hacer uso de este derecho sin hacer daño a nadie.
El 11 de marzo de 2004 los periodistas hicieron uso de este derecho para informar a los ciudadanos. Nos informaron de todo lo que ocurrió, pero también nos mostraron cuerpos inertes y rostros demacrados. Eso no es una buena labor periodística porque hace uso de la libertad de expresión pero ha dejado a un lado una parte fundamental de todo informador y de todo ser humano: la ética.
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